DIARIO PUERTO PLATA. Pese al crecimiento de la representación latinoamericana en el Colegio Cardenalicio, la República Dominicana no tendrá voz ni voto en el próximo cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco, debido a que su único cardenal, Nicolás de Jesús López Rodríguez, supera la edad límite de participación.
López Rodríguez, arzobispo emérito de Santo Domingo y figura central de la iglesia dominicana durante más de cuatro décadas, cumplió 88 años y, por tanto, está excluido del proceso conforme a las normas del Vaticano, que limitan la participación a los cardenales menores de 80 años.
Su ausencia deja a la República Dominicana sin representación directa en una de las decisiones más trascendentales de la Iglesia Católica: la elección del nuevo Papa
Una región con más peso, pero sin el Caribe insular
Mientras en el cónclave que eligió a Jorge Mario Bergoglio en 2013 participaron 19 cardenales latinoamericanos, en el próximo serán 23. Francisco promovió activamente una Iglesia más universal, nombrando cardenales provenientes de países no tradicionales, y América Latina fue una de las grandes beneficiadas.
Brasil aportará siete cardenales electores; Argentina, cuatro; México, dos; y también tendrán representantes Perú, Chile, Ecuador, Paraguay, Uruguay, Colombia, Cuba, Guatemala y Nicaragua.
No obstante, la República Dominicana no figura entre ellos. A pesar de contar con una sólida tradición católica y ser sede de la primera diócesis del Nuevo Mundo, el país no ha recibido nuevas designaciones cardenalicias desde que López Rodríguez fue creado cardenal por Juan Pablo II en 1991.
Sin cardenal
Tras la renuncia de López Rodríguez en 2016 y la designación de monseñor Francisco Ozoria Acosta como nuevo arzobispo de Santo Domingo, se generaron expectativas sobre un posible relevo cardenalicio. Sin embargo, ni Ozoria ni otro obispo dominicano fue promovido al cardenalato durante los once años de pontificado de Francisco.
En los últimos consistorios, el Papa eligió representantes de países con menor tradición cardenalicia, como Mongolia, Sudán del Sur o Islas Mauricio, lo que alimentó la esperanza de que República Dominicana pudiera figurar en esa línea de descentralización. Pero eso no ocurrió.